Bogotá, 11 de septiembre de 2025 – En la madrugada de hoy, Bogotá presenció un hito histórico: los seis primeros vagones del Metro de la Línea 1 arribaron a la capital desde Cartagena, tras un exigente recorrido terrestre de más de 1.200 kilómetros. Este suceso marca el inicio palpable de un proyecto largamente esperado, que promete alterar para siempre la movilidad, la conectividad urbana y el rostro mismo de la ciudad.
El convoy, acompañado por el Ejército Nacional, la Policía y la Armada, recorrió desde el puerto de Cartagena hasta el Patio Taller en Bosa. El trayecto incluyó pasos estratégicos por calles principales como la Calle 13, la Calle 80 y la Avenida Ciudad de Cali. La operación no estuvo exenta de logística exigente, protecciones especiales y coordinación con autoridades locales.
La decisión de hacer el ingreso en horas de la madrugada obedeció no solo a criterios de seguridad, sino también al deseo de causar el menor impacto en el tránsito y hacer de este un acto simbólico de transición hacia una nueva movilidad.




Lo que se logra: avances reales
El Metro de Bogotá registra un avance de obra del ~62,16 % al corte del 31 de agosto de 2025.
Estos vagones ahora se ubican en el Patio Taller de Bosa, donde se realizarán pruebas estáticas inmediatamente, y luego pruebas dinámicas.
La operación comercial del Metro está proyectada para el primer semestre de 2028.
Más allá de lo visible: significado social, urbano y político
Este momento trasciende la llegada de hierro y ruedas. Significa:
Sueño cumplido para generaciones: Bogotá llevaba décadas esperando una solución de transporte masivo con la magnitud del viaje de un metro. Ciudadanos, urbanistas, políticos y profesionales de la movilidad coinciden en que esto no solo mejora el transporte, sino que representa esperanza.
Reducción de la congestión y de la huella ambiental: Menos autos particulares, menos emisiones, menos estrés vial. A largo plazo, la nueva red de metro debería aliviar notablemente la presión sobre TransMilenio, buses y taxis.
Desarrollo urbano focalizado: Con estaciones integradas a diversos barrios y localidades, conectividad entre sectores históricamente mal comunicados, mayor valorización de zonas, nuevas dinámicas de comercio, empleo y servicios.
Desafíos por delante: Aunque el primer tren ya está, quedan por superar varios escollos técnicos, financieros y operativos — aseguramiento de calidad, mantenimiento, integración con otros modos de transporte, financiamiento sostenible, operatividad, aceptación ciudadana, tarifas, etc.
Lo que sigue en el cronograma
Pruebas estáticas en el Patio Taller de Bosa.
Pruebas dinámicas, una vez la estructura viaria lo permita, posiblemente en tramos determinados.
Llegada progresiva del resto de los trenes — se espera que sean muchos más para completar la flota necesaria.
Operación comercial prevista en 2028. Se debe ultimar la integración con estaciones, servicios complementarios, sistemas de pago, seguridad, etc.
Conclusión
Hoy no es solo un día más de obra pública; hoy es un punto de inflexión. Lo que ayer era promesa se convierte en realidad tangible. El primer tren ya está aquí, y con él viene el compromiso ciudadano: exigir que el Metro cumpla a cabalidad, que sea seguro, eficiente, asequible y que refleje en cada estación el rostro diverso de Bogotá. Porque, en últimas, este proyecto debe servir a la gente, no solo a los ingenieros ni a las cifras.
