IOTA, con su innovadora tecnología Tangle, está transformando el panorama de las criptomonedas al resolver el problema de escalabilidad que limita a las monedas tradicionales basadas en blockchain.
IOTA se posiciona como una de las criptomonedas más innovadoras del mercado digital, destacándose frente a competidoras como Bitcoin o Ethereum. A diferencia de estas, IOTA utiliza una tecnología completamente diferente al blockchain: Tangle, un sistema disruptivo que elimina el concepto de minería y mineros, ofreciendo un enfoque más eficiente, escalable y sostenible para las transacciones digitales del futuro.

Para los expertos en finanzas, IOTA representa una apuesta audaz que busca integrar las criptomonedas al Internet de las Cosas, revolucionando la conexión entre economía digital y tecnología.
El valor de IOTA para este día, a las 10:30 horas (UTC), se ubica en 0.28047 dólares, reflejando una caída significativa del -14.38% en las últimas 24 horas, aunque con un leve repunte del 0.08% en la última hora.
Con un nivel de capitalización destacado, IOTA se posiciona entre las criptomonedas más populares, alcanzando un valor de $0.332245 y consolidando su relevancia en el mercado digital.
Creada por desarrolladores alemanes, IOTA utiliza una innovadora tecnología conocida como Tangle, basada en el Gráfico Acíclico Dirigido (DAG), que se destaca por ser más eficiente y amigable. Con solo un teléfono móvil y un ordenador, los usuarios pueden realizar transacciones sin necesidad de consumir tanta energía como ocurre en una red blockchain. Además, las operaciones no tienen comisiones, ya que cada usuario valida transacciones de terceros antes de procesar las propias, creando un sistema autosostenible.
La tecnología de IOTA ofrece un entorno más confiable que las redes blockchain tradicionales, permitiendo transacciones paralelas en lugar de las operaciones asíncronas y lentas que estas últimas exigen. Con un suministro máximo de 2,779,530,283 tokens, IOTA busca facilitar microtransacciones de hasta 0.001 dólares sin tasas de procesamiento, gracias a su sistema de “semilla”, un código único de 81 caracteres que protege los fondos de posibles robos.
Entre sus ventajas se encuentra su resistencia a la computación cuántica y su velocidad millones de veces superior a las tecnologías actuales. Sin embargo, la seguridad sigue siendo un desafío, como quedó demostrado en 2017, cuando un hackeo impactó su precio y volumen de transacciones, evidenciando sus áreas de mejora.
Las criptomonedas, como IOTA, surgieron en 2008 tras la crisis económica global, ofreciendo una alternativa digital frente a la devaluación de divisas tradicionales. Desde el pionero Bitcoin hasta activos como Ethereum, Litecoin o Dogecoin, las criptomonedas se han consolidado como una nueva forma de intercambio. Estas operan mediante cifrado criptográfico y registros descentralizados como blockchain, garantizando seguridad y eliminando la necesidad de intermediarios.
No obstante, su naturaleza digital y falta de regulación han generado críticas en el mercado formal, acusándolas de ser volátiles, propicias para fraudes, y de facilitar actividades ilegales. A pesar de ello, criptomonedas como IOTA continúan revolucionando la economía digital, explorando un futuro donde las transacciones sean más rápidas, eficientes y accesibles para todos.

A pesar de las críticas, las criptomonedas han logrado abrirse paso en el mercado global, ganándose el respaldo de grandes empresas, multimillonarios e incluso gobiernos que han autorizado su uso. Figuras como Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, han sido clave en este proceso, mostrando su apoyo a criptodivisas como Bitcoin y Dogecoin. Su decisión de aceptar temporalmente Bitcoin como método de pago en Tesla generó un aumento significativo en su valor, demostrando el impacto que pueden tener estas monedas en los mercados financieros.