Los ciudadanos que utilizan los carriles especiales en Bogotá han manifestado su creciente preocupación por la falta de control y seguridad en estas vías. A medida que el tránsito aumenta, el riesgo de accidentes también lo hace, generando un ambiente de incertidumbre para quienes dependen de estos carriles diariamente. Muchos conductores y peatones aseguran que la situación se ha vuelto peligrosa y que sería necesario un mayor control por parte de las autoridades para evitar posibles tragedias. La demanda es clara: más presencia policial y medidas preventivas para garantizar la seguridad de todos los usuarios.
La problemática de la invasión de las ciclorrutas por parte de motociclistas en Engativá ha llegado a un punto crítico, y la comunidad ya no puede seguir ignorando el riesgo que esto representa para todos. A pesar de las denuncias y los intentos de concientización, esta práctica imprudente sigue siendo común, especialmente en zonas como el barrio El Cortijo y la Ciudadela Colsubsidio, donde los motociclistas utilizan estos carriles exclusivos para evitar los prolongados trancones de la zona. Aunque algunos moteros admiten que están actuando mal y prometen cambiar su comportamiento, la realidad es que el peligro sigue latente.
Los ciclistas, peatones y residentes de estos sectores están cansados de vivir en constante temor de sufrir un accidente. Las ciclorrutas, diseñadas para ser un espacio seguro y libre de vehículos motorizados, se han convertido en zonas de riesgo. La comunidad exige la presencia activa de las autoridades de tránsito para controlar esta situación. Sin la vigilancia adecuada, los motociclistas continúan ingresando a las ciclorrutas, y muchos lo hacen con indiferencia ante las reglas y la seguridad de los demás.
Los residentes de Engativá están pidiendo medidas urgentes, como la instalación de cámaras de vigilancia, mayor presencia policial y sanciones más estrictas para quienes invaden estos espacios. La falta de control no solo pone en riesgo a los ciclistas, sino también a los mismos motociclistas, que en su intento por evitar el tráfico se exponen a situaciones peligrosas en carriles no diseñados para su circulación.
La comunidad ha levantado su voz en busca de una solución efectiva, pero el tiempo sigue pasando sin que se tomen acciones claras. El temor es que, si no se hace algo pronto, no será cuestión de “si” ocurre un accidente grave, sino “cuándo”. Los ciudadanos esperan que sus denuncias finalmente sean atendidas y que las autoridades tomen el control para restaurar la seguridad en las ciclorrutas de la zona. ¿Se implementarán las medidas necesarias antes de que sea demasiado tarde? La respuesta está en manos de las autoridades.