La primera noche de diciembre dejó un panorama preocupante en Antioquia, que ya lidera la lista de departamentos con más personas quemadas por pólvora tras la alborada. Según el Instituto Nacional de Salud (INS), el departamento reporta 8 casos, cinco de ellos menores de edad, lo que equivale al 20% menos en comparación con el año anterior, pero lo posiciona como el más afectado del país. A pesar de los esfuerzos de las autoridades para controlar el uso de pólvora y evitar emergencias, la tradición de la alborada continúa dejando víctimas y un llamado urgente a reforzar las estrategias de prevención.

El balance de la alborada en Antioquia deja una mezcla de desafíos para las autoridades y reflexiones para la ciudadanía. Con ocho casos de quemados, cinco de ellos menores, y emergencias como incendios y enfrentamientos derivados del uso irresponsable de pólvora, queda claro que las medidas preventivas aún no logran frenar esta problemática que cada diciembre amenaza con repetir la historia.
En Medellín, a pesar del despliegue de 1.200 uniformados, drones y helicópteros, las estrategias de control apenas lograron incautar 782 kilos de pólvora y capturar a 13 personas involucradas en su comercialización y manipulación. Los cuerpos de socorro atendieron incendios en sectores como El Poblado y la Comuna 13, muchos de ellos originados por globos de mecha y elementos pirotécnicos. Afortunadamente, no hubo víctimas fatales, aunque sí lesionados y daños materiales significativos.
Las víctimas abarcan un rango de edades alarmante, desde adolescentes hasta adultos mayores, con lesiones que van desde quemaduras de primer y segundo grado hasta laceraciones por explosiones. Esto evidencia que el problema no solo afecta a quienes manipulan la pólvora, sino también a quienes se exponen a su uso imprudente.
El llamado de las autoridades es claro: Antioquia debe redoblar esfuerzos en educación y prevención para erradicar esta peligrosa tradición. Mientras tanto, la invitación a los ciudadanos es a optar por alternativas seguras y responsables para celebrar las festividades. Cuidar la vida y la integridad de las personas debe prevalecer sobre cualquier costumbre, por arraigada que esté. El desafío es grande, pero con compromiso colectivo, Antioquia puede marcar un precedente en la lucha contra los efectos devastadores de la pólvora.